la boca cargada de carcajadas y bienaventuranza.
anuda los corazones escondidos
en la azotea,
con sus amores encendidos,
sus besos secretos.
la partida, el abandono,
el bullicio despidiéndose
con gestos perpetuos
en cada primavera.
la soledad siguiente,
cada uno marchándose
con su máscara,
su beso oscuro.
Cierro la puerta
a las copas rotas,
a la nostalgia callejera,
a un par de silencios irrompibles,
a la desolación.
Y olvido.
Vacía ya
llora la vida su misma pena.