Instantes

Óleo de Sol Halabi

Vida que baila al vals de las perlas

vida que gime y sonríe

vida en un manojo de alegrías

en antología de abrazos resurrectos

vida en arco-iris y olor a limón

en respiro de pieles, en besos sublimes.

vida en el grito desesperado de la mirada

en las palabras que buscan regazo

en la luz de la blanca estrella.

¡Vida, vida! ¿A donde te marchas mi vida?

Dianher

Uno en el infinito

                                            

De la eternidad he regresado

por tu sonrisa de nebulosas y acuarelas

En el pecho profundo yace la llave donde guardo en secreto

el fallecido intento de ayer con su caminar cansado,

tu despertar de inocente tímido.

Fundida en tus ojos de mar abierto

te absorbo en los soplos del aire nocturno,

 te respiro cuando encienden las estrellas tus palabras sigilosas

 presintiendo que huele a peligro

la dimensionalidad de nuestro fuego y su luz incandescente,

presagiando que huele a peligro de amor eterno

 tu mano cálida volviendo a mí,

a nuestro secreto de ser uno en el infinito.

Dianher

Te nos mueres Madre

Te nos mueres Madre

agoniza en tus entrañas

el fuego de la vida

tu frescura sacra.

Los hombres se hacen ciegos

sordos y estúpidos ante el dolor de

tu piel ajada y desnuda

bajo el inclemente clandestino

de la oscuridad.

Te nos mueres Madre

con la indiferencia y la podredumbre

de nuestro caminar por la vida.

El leñador apaga el fuego

el niño llora en su cuna

el cuerpo vuelve a la tierra

y tú Madre ya exhalas con lágrimas el último aliento.

Dianher

Extraño es volver a la locura

en las muecas del destino

en blanco y negro pasión de lejanía 

en el no ser de mi noche-día

y en los pétalos de sus dedos que incinerar alucinaciones.

Dianher

Le presiento cerca

en acuarelas infinitas de recuerdos futuros

vibra, respira, se apodera, me inventa

y me deja siendo eternamente ella.

Dianher

Acuarela umbría

La tarde se dividió en dos

atrás quedaron las puestas de sol,

los amores encendidos,

las promesas rotas,

las lagrimas sin destino,

el beso robado,

la cacofonía de miles labios.

Al paso

 la quietud resonante

de la alameda,

 la ensoñación,

los recuerdos de bolsillo.

Abrazando el anochecer,

envuelta en los colores de la luna,

respiro estrellas fugaces

y sin decir adiós

al infinito regreso.

Dianher