Las almas como la de María ignoran el lenguaje mundano del amor; pero se doblegan estremeciéndose a la primera caricia de aquél a quien aman, como la adormidera de los bosques bajo el ala de los vientos.
( Maria, Jorge Isaacs)

No soy mas que la misma flaca de siempre. ¿ Te acuerdas de mí?



viernes, 26 de febrero de 2010

Antología de tiempos indefinidos




Yo un hombre de tantos caminos, me devuelvo al zaguán de las nostalgias para contarte hijo mío que:

Anoche desperté soñando, soñando con los abuelos, mujeres, hombres de carriel y alpargatas, de cafetales, caballos, puentes y comida barata, cazando chuchas, guatines en sus deliciosas horas nocturnas.

En el sendero de sus recuerdos paseaba impávido respirando las noches resplandecientes bajo la luna llena, embelesadas con los acordes de las guitarras, entonando los cisnes, ojos negros, esperanza, la ruana, las acacias…

Me arroje a esos brazos febriles, contemplando su rostro iluminado por la luz de las velas, y la lámpara de gasolina en el pasillo. Con un suspiro y mirando al horizonte oscuro posó dulcemente su beso en mi frente y pude recordar la infantil sonrisa en aquellas tardes subidos en los arboles tumbando guamas, naranjas, mandarinas, desenterrando mojojoys, comiendo sardina con arroz en hojas de platano al pie del rio, escribiendo fechas, nombres en las hojas del viejo maguey del camino.

Detuve mis ojos en sus pies injuriados por el destino, le vi levantarse a las cuatro de la mañana con el canto de los gallos, emprender sus viajes al pueblo a lomo de mula, a la santa misa entre ruanas, a las fiestas del retorno tomando chicha en el parque.

Hallé el palpitar de un corazón cansado que me llevó a prenderme de la cintura de un linda mujer con delantal, pañuelo y lunares en la cara, la vi, le sentí el sudor de las botas de caucho, la tierra en las uñas, las arepas de mote, la agua panela con leche, el sabor típico del fogón de leña, las vasijas de barro, los platos de esmalte.

Sentí sus tibias lagrimas derramadas encima de mí, encima de una tierra de mujeres con mejillas sonrojadas por el sol y el frio del campo, de hombres libres de tecnología, de vidas absurdas, consumistas, con alma patriótica, recta, cuando la palabra valía más que un contrato en la notaria…

¡Como extraño esos días de mi antigüedad!, yo andariego de la vida escuché el bullicio y la correría de los nietos atrapando luciérnagas, dormí cobijado con las casas de bareque y pañete, escuché las historias de duendes, la pata sola, la llorona…,
Ahogue en algunas tardes solitarias mi lagrimas en el aljibe del patio de la casa, ¡Como extraño esos días de mi antigüedad!, las pulgas en las cobijas de lana, el dulce olor-añejo, el crujir, sí. El crujir al caminar en los pisos de madera, las expediciones tras las guacas, las muertes de los niños por tifo…


-Irisado todo mí cuerpo y su recuerdo, me uní nuevamente a aquellos dos seres inveterados, luego de dejar cuatro generaciones atrás me fui desvaneciendo en medio de su piel arrugada, al tiempo ellos se esfumaban al ver como la vida perdía sus ojos infantiles…

Así, mijo me despertó la alarma de mi celular y en el trasfondo de mi sueño una hermosa canción que dice:

Ya no vive nadie en ella,
y a la orilla del camino
Silenciosa esta la casa.
Se diría que sus puertas
se cerraron para siempre;
se cerraron para siempre sus ventanas.

Gime el viento en los aleros
desmoronase las tapias,
y en sus puertas cabecean
combatidas por el viento las acacias,
Combatidas por el viento las acacias.
Dolorido... fatigado de este viaje por la vida,
he pasado por las puertas de mi estancia,
y una historia me contaron las acacias.
Todo ha muerto: la alegría y el bullicio,
los que fueron la alegría
y el calor de aquella casa,
se marcharon unos muertos y otros vivos
que tenían muerta el alma,
se marcharon para siempre de la casa.(las acacias-Jorge molina cano)

Venatrix
Febrero 26 de 2010

domingo, 14 de febrero de 2010

En-cuentro



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Buscando en la basura, entre el cielo y el desagüe del infierno, sin olerlo, sin sentirlo, sin verlo, una antorcha fecunda despertó en un corazón lacerado de pasado y futuro inexistente, combate de fuegos ardiendo para que aquella mariposa emprendiera vuelo.

Al cruzarse en mi “cielo” le pregunté:

-¡Hey! ¿A dónde pretendes ir en ese estado? ¿Acaso no te das cuenta que estás más muerta que viva?

Ella muy segura de sus sentimientos respondió:

-¿son tus percepciones hechas palabras, motivo suficiente para detener mi vuelo?

Yo ensimismada e irónica por naturaleza dije:

-¡ Ja, no me digas ! Entonces tienes algún complejo de superhéroe y pretendes parecer al cóndor herido que se marcha intentando vanamente sobrevivir después de su sentencia natural a la muerte.
¡Vaya! Últimamente se encuentra uno cosas fuera de contexto, la esperanza resulto ser peor que Busiris.

Al terminar de pronunciar mi odiosa teoría, ella se poso en mi hombro y me susurró:

-No pretendo ser esto o lo otro, yo soy la que soy, y ha de bastar mi propia esencia para llenar mis vacios, curar mis heridas y ser el motor que impulsa mi vivir.

No pude evitar que mi rostro macilento bajara su mirada, ya desorbitada caía de mi falso cielo, sin emitir sonido, sin calcular pensamiento alguno…

Desde entonces tengo aquel susurro refulgente que se niega a abandonarme, aunque mil veces haya intentado cortarle las alas a su mariposa.

Venatrix
Febrero 14 de 2010