I
En sus manos flameaba
la falacia de mi victoria,
Palideciendo con férrea obstinación
El laurel de mi coronación.
II
Cazadora de sueños, de execrables miradas
Y pueriles nostalgias,
Hoy presa de fútiles desaciertos,
Bañada de ternura y desenfreno.
III
Es soledad infinita
Eyaculada en la huraña alegría
Desde el alfa y omega de la
Distancia que nos aleja.
IV
Mas siempre la reprocho, pero así, simplemente es ella.
V
Hoy otra vez, sin pasar el mes
La Danzante luna frívola de sus ojos
Al mirarme se inmola en mis verdades.
VI
A través del cristal de mi cárcel
La veo envejeciendo
Al consumirse el fuego usurpado
De su candor, arrebatado de su pudor,
Cuando el tiempo naufragado en desconsuelo
Cosechaba su desgracia…
VII
El ritmo de mi cabello al viento,
El canto alegre del manantial,
el suave abrazo del alba
su olor a vida
y los gozosos sueños
se fundieron
Erigiendo fuertemente mis parpados,
Para verla nuevamente.
VIII
Creí haber desaparecido de su presencia innecesaria,
De sus golpes infalibles,
De sus tiernas caricias e inmortal sonrisa
Juré verla convulsionar, agonizar, expirar y caer de mi cama…
VIII
...pero esta aquí, esta en mí
Nunca se pierde del camino,
Nunca desaparece cuando intento fingir, sonreír o llorar
Ante el espejo…
¡Es ella! mi inseparable, mi inevitable esencia.
Venatrix
Un día cualquiera de 2008
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