como no desesperar en la espera,
como no evitar creer que nuestras primaveras serán eternas
y que coincidan tu sol y mi luna en tu ventana.
Nos hemos encontrado un camino incierto
Luego de horas, días, semanas y años de recorrer tantos senderos.
Bajo la luna ajena,
su escasez menguo mi anhelo,
me devolvió el desencanto y
me envió a vivir eternamente
en su otoño de hoja seca libre al viento
Ese indefenso, que arrullo en mis sueños,
y el terciopelo, que adornó por tanto tiempo
nuestra primavera, se ve ajado y moribundo
ante el paso del frívolo invierno,
desértico, de la Madre Patria.
Venatrix
Septiembre 24 de 2009
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