Te jactas hiriendo con tu fingida inopia
Burlándote de mi infinita soledad
Tú, Hécate mortal masculinizada
Más solo que el sol y la luna,
Eres el yermo en mi corazón.
Ocultando temores, bajo la égida falsaria de tu mirada,
Repartes culpabilidades que solo a ti pertenecen,
Dejas lágrimas para que yo, Atalanta montuna
Las llore con tu inclemencia.
Permanezco insomne con el Hado
En brazos de Hipnos,
Con mi arco dorado y mis flechas caídas
Imito ser tu victima para de ti no alejarme,
Esperando en vano que rompas las cadenas
y me devuelvas la antorcha
Mi Prometeo increpante.
Pitón, el Parnaso y el oráculo te esperan
Ayuso del célico erebo que llevas en tu cerebro apolíneo,
Tú que aparentas no amarme, feroz y belicoso Ares
Solo eres invencible ante simples y pueriles mortales.
Excogitas sobre el dolor de tu vida y la mía
Dando a luz en tu averno
A la Aradia que me envenena,
En mi llegada tardía.
¿Eneo, porque simulas olvidarme?
Por tu indiferencia pendenciera
Anoche viste mi jabalí sangrante
Emerger del tártaro deslucido,
Flechando el cerbero
Cual Psique aventurera de tu ultramundo
Separando caminos
Empero uniendo quimeras,
Pensamientos y sentimientos
Camuflados con la armadura del ser omnipotente,
Del ser imprescindible
Que me ignora para herirme.
Venatrix
Febrero 15 de 2009
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