Las almas como la de María ignoran el lenguaje mundano del amor; pero se doblegan estremeciéndose a la primera caricia de aquél a quien aman, como la adormidera de los bosques bajo el ala de los vientos.
( Maria, Jorge Isaacs)

No soy mas que la misma flaca de siempre. ¿ Te acuerdas de mí?



viernes, 2 de octubre de 2009

Réquiem al alma

Réquiem al alma

I

Pareciera…
Distante y llega tan de repente,
Que regresa pero nunca se marcha
Que odiara, pero sueña
Que ama, pero hiere con fuerza
Frívolo tempano del ártico que no derrite en mi presencia.

II

Pareciera tantas cosas,
Es unicidad celestial, terrenal, infernal.

III

Es tan fuerte,
Aunque le he sentido lo frágil,
Sabe tanto de mí
Y olvida que actúo aun conociendo sus intenciones.

IV

A veces parece…
Que me odia cuando corro fuera del camino,
Un sueño, que no está en mis metas cumplir,
Una distracción de mi imaginación.

V

Humildad que proyecta su rostro,
Egoísmo, dolor, rabia y temor es la realidad de su tesoro.
Creo que le temo tanto,
Que me siento más segura a su lado.

VI

Sé que está en el mismo lugar,
Soñándome un segundo por semana,
Sé cuanto desea volver a sentirme,
Aunque ignora que le tengo
Curando el frio que me deja vapuleando en paredes sarcófagas.

VII

Pareciera que deseo morir para no sentir eternamente
Lo que me devora:
Silencioso mar, entrañable olvido,
Garras extendidas retraídas desmiembran ángeles noctívagos,
Caballeros de la sombra,
Guardianes de dolor, de centellas, fuego, poder,
Imágenes futuras inexplicables
De noches etéreas, de abstractas horas de regocijo, siniestro vacio, calor desértico,
De súplica acallada en el mundo sordomudo
Donde solo puedo ser yo, la misma de antes,
La otra de hoy, en el aguardo
Del alma silente centinela de mi paso por la tierra.

VIII

Inmolada danza de células en átomos perdidos, humeantes,
Libertinos.
Al unísono en la caja fuerte
Despistados aullidos de sangre,
Gusanos rememorados, mutados,
Consumidos en la esencia de la vida que no es vida,
Susurros agnusdéi en bocas incandescentes,
Perfume de rosas y jazmín, campanas lúgubres,
Que no despiertan mis ojos, que no ven el alba, no la verán, no. jamás.

IX

Esta noche a través del espejo me veo diferente,
Diferente como se ven aquellos que mueren,
Que mueren de vida, de amor, de felicidad, de tristeza…
El hastió del mundo de las masas,
De los Dioses,
Me invitan a renacer
En el luctuoso resplandor de la vida que no es vida,
Que nunca dejara de serlo,
Que siempre será ceniza al viento, polvo cósmico terrenal…
A veces parece que muero…


Venatrix
Marzo de 2009

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